Para cualquier atleta profesional las lesiones son parte del juego y algo con lo que tendrá que lidiar en algún momento de su trayectoria deportiva. En el deporte de élite hay momentos muy duros y son estos tiempos difíciles los que hacen que nos demos cuenta de lo increíble que es realmente la vida de un atleta.
Es el caso del triatleta profesional y embajador de ORCA, Richard Murray, que tras ser diagnosticado el pasado junio de un problema cardíaco ha reconocido que “el triatlón es un deporte alucinante. Te permite viajar por el mundo, conocer gente increíble y hacer lo que amas, además de vivir muchas experiencias mientras practicas tu deporte favorito”, destaca.
Los contratiempos de las lesiones están ahí para plantearnos un reto en la vida y para tener todavía más ganas de hacer lo que más nos gusta. Murray lo ejemplifica afirmando que “me doy cuenta de que esta parte de mi vida está aquí para desafiarme y haré lo que pueda para seguir adelante, tanto en los deportes como en la vida”.
“La presión para competir y rendir al más alto nivel siempre estará ahí y sé que necesito seguir trabajando para descubrir qué puedo mejorar y cómo puedo practicar con seguridad este deporte”, añade. En este sentido, el triatleta sudafricano apunta que el patrocinio es un factor muy importante para un deportista profesional: “El rendimiento en el agua para mí es vital para competir bien y tengo mucha suerte de contar con el apoyo de Orca para ayudarme a lograrlo”, concluye.
EL FACTOR PSICOLÓGICO
¿Cómo puede llegar a afectar psicológicamente una lesión a un deportista de élite? Una pregunta que el psicólogo deportivo del Centro de Alto Rendimiento de Sant Cugat (Barcelona), Eduardo Amblar, nos ayuda a responder con sus consejos gracias a su experiencia profesional.
Cuando un atleta sufre una lesión de carácter grave puede suceder que “si no sabe gestionar la situación de manera correcta, aparte de alterarse su actividad deportiva, puede aparecer una sintomatología que afectará también al ámbito personal, familiar y social”. Es decir, si no se gestiona la lesión de manera adecuada pueden aparecer pensamientos negativos, aislamiento social, cambios de humor, miedo, rabia e inseguridad. Una sintomatología que, según Amblar, afectarán al ámbito personal, familiar y social del deportista.
“Si estos síntomas perduran en el tiempo, se verá afectada incluso su recuperación, ya que un estado de ánimo con carácter depresivo puede ralentizar la recuperación de la lesión”, señala el psicólogo deportivo. Hay que tener en cuenta que, en el ámbito deportivo, la lesión es quizás una de las situaciones que más alteración psicológica genera al atleta. No en vano, tal como como apunta Amblar, “un deportista vive por y para su deporte, y un contratiempo de este tipo puede desestabilizar enormemente su estado anímico”.
Ante esta situación incierta, el experto del CAR de Sant Cugat destaca varias técnicas que ayuden a recuperar la confianza de un deportista profesional. En primer lugar, considera que “el trabajo hay que basarlo en las evidencias sobre la lesión y el proceso de recuperación”. Sobre todo, porque “la incertidumbre es lo que más ansiedad genera y cuanta más información del alcance de la lesión dispongamos, será mucho mejor”, subraya.
El siguiente paso es buscar estrategias para que, en la medida de lo posible, el deportista mantenga los mismos hábitos que tenía antes de la lesión. Hablamos de rutinas como la asistencia a los entrenamientos, los horarios de comidas, el descanso, etcétera. Todo enfocado a no alejarse de la dinámica de trabajo previa a la lesión.
Finalmente, se marcarán, conjuntamente con el médico, fisioterapeuta, entrenador y deportista, los objetivos de trabajo para todo el proceso de recuperación. Unos objetivos que permitan al deportista implicarse en dicho proceso. “Se trataría de que tenga claro cuáles serán las fases de la recuperación y cuál será el trabajo que tendrá que realizar en las diferentes fases”, concluye el psicólogo deportivo.
EL PAPEL DEL FISIOTERAPEUTA
Los fisioterapeutas también tienen un papel muy importante en la vida de un deportista profesional como el triatleta Richard Murray. Por sus manos pasan una gran cantidad de atletas que vienen a su centro para tratar sus lesiones o simplemente para recuperarse de los duros y exigentes entrenamientos o de las competiciones.
El fisioterapeuta del Centro Fisiològic y especialista de la Clínica del Corredor, Víctor Millán, explica que “la mayor parte de las lesiones son consecuencia de las sobrecargas”. En el caso de los atletas de élite “son frecuentes las tendinopatías de Aquiles, rotulianas, fasciopatías plantares y pubalgias”. Entre los triatletas también son muy frecuentes, además de las lesiones propias del corredor, “las tendinopatías de hombro”, añade Millán.
En muchos casos, al ser el primer profesional que trata al atleta cuando se produce la lesión, el fisioterapeuta también realiza, sin quererlo, un papel de apoyo anímico. Más que nada porque se encuentra al deportista en el proceso de asimilar que se ha lesionado. “En muchos casos la práctica propia del fisioterapeuta, que incluye la educación sanitaria respecto al manejo del dolor, actúa de forma beneficiosa sobre la psicología del deportista”, nos explica el experto. Pese a esto, añade que “los fisioterapeutas no debemos hacer de psicólogos sino saber derivar hacia estos profesionales aquellos casos en los que detectemos la necesidad”.
Se habla mucho sobre la resiliencia de los deportistas profesionales, es decir, de la capacidad de adaptarse a las adversidades, como pueden ser las lesiones. Un aspecto que Millán destaca porque “cuanto más alto es el nivel de autoexigencia del deportista, mayor es también su resiliencia ante la lesión”. Más que nada porque están en juego sus objetivos deportivos y su prestigio profesional y medio de vida, como pueden ser los patrocinios y las becas. “Son muchos los motivos para afrontar con fuerza una situación de lesión, aunque esto también genera en ocasiones una ansiedad mayor, que no ayuda en el proceso de recuperación”, señala.
En definitiva, para los atletas de élite como Richard Murray el hecho de lesionarse supone una piedra en el camino de su trayectoria deportiva, pero su resiliencia y capacidad de sufrimiento les permite seguir luchando para practicar un deporte tan especial y sacrificado como es el triatlón.