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Olimpo o tártaro

Al igual que el entrenamiento físico, el cuidado mental es crucial para el éxito y el bienestar de los deportistas, concienciar es el primer paso.

La mirada del mundo se detuvo en la llama olímpica que ardió con fuerza en París este verano. La Ville Lumière, el destino final de los esfuerzos de numerosos atletas y punto de encuentro de los mejores del mundo, fue escenario del espíritu olímpico en su máxima expresión. Dar todo de sí mismos para alcanzar unas metas; ya sea conseguir una medalla, clasificar a la final o simplemente estar en una línea de salida, son motivaciones que han llevado a los atletas a transitar un amplio espectro de emociones, tanto a los que llegaron a competir en París como a los que se quedaron en el camino de la clasificación olímpica.

 

Los Juegos Olímpicos son siempre una oportunidad para crear conciencia sobre la salud mental, pues es el evento deportivo más mediático y en el que un mayor número de deportistas se ve implicado. En los últimos años, el diálogo sobre la salud mental en el deporte ha cobrado fuerza, revelándose como una parte integral del rendimiento y bienestar de los deportistas. La salud no es solo física, sino también mental, y se entrena y cuida en consecuencia.

Un buen estado de salud mental nos permite manejar emociones, mantener relaciones saludables y enfrentar los desafíos de la vida diaria con una actitud positiva. En el ámbito deportivo, esto se extiende a ser capaces de mantener la concentración, manejar la presión y ser resilientes ante las expectativas, la competitividad y los imprevistos. Gestionar el éxito y el fracaso, convivir con ello y mantenerse motivado, es el reto diario de un deportista. Sin embargo, esta cotidianidad puede verse alterada por una lesión o algún evento personal. Entonces, ¿cómo mantener el equilibrio emocional? ¿Cuáles son las herramientas y técnicas para gestionar la incertidumbre?

 

El autocuidado es la base de este bienestar. Establecer un equilibrio entre el entrenamiento, la competición y la vida personal es crucial. Ser capaces de disociar esta última permitirá al deportista evitar el agotamiento mental.

 

Disponer de una planificación meticulosa, con una visualización clara de objetivos y metas realistas, y en la que se priorice el descanso y la recuperación, es fundamental. También es importante dejar tiempo para disfrutar de actividades personales que generen alegría y satisfacción, dedicando tiempo a las diferentes pasiones, intereses… y trabajando en el "yo" más ajeno al deporte, dejando que toda nuestra personalidad se exprese.

 

Contar con apoyo externo, familiar y profesional es esencial. Un psicólogo deportivo puede proporcionar herramientas y recursos para gestionar etapas de mayor estrés o frustración. Tener un espacio seguro donde comunicar sentimientos e ideas difíciles puede convertir este diálogo en un proceso de mejora, estableciendo técnicas y futuras rutinas de autocuidado, como llevar un diario, leer o pasear.

 

Cada vez más atletas y entrenadores reconocen la importancia de la salud mental y están dispuestos a hablar abiertamente sobre sus experiencias. Esto está ayudando a reducir el estigma asociado y a promover un enfoque más holístico del bienestar de los deportistas. 

En el futuro, confiamos en un enfoque más proactivo en torno a la prevención y el cuidado de la salud mental, incluyendo una postura didáctica desde edades tempranas y la inclusión de profesionales de la salud mental como parte integral del equipo de apoyo de los atletas.

 

Al igual que el entrenamiento físico, el cuidado mental es crucial para el éxito y el bienestar de los deportistas, concienciar es el primer paso.

 

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