El cortometraje The Water Holds Me / The Water Binds Us (El Agua me sostiene/El agua nos une) es el resultado de una colaboración entre Charlotte Bates y Kate Moles, sociólogas y nadadoras de la Universidad de Cardiff, la ilustradora, animadora y nadadora Lily Mae Kroese, y Jennifer Walton, encargada del sonido.
Extraído de una investigación sobre la comunidad de natación en aguas abiertas del Reino Unido, el corto es parte de un proyecto más amplio que explora qué se siente al nadar al aire libre y qué aporta esta actividad a nuestras vidas. En este texto, Charlotte y Kate narran las experiencias que los entrevistados han descrito durante el proyecto. Antes de empezar a leer, os recomendamos primero ver el corto en este enlace.
Dos amigas se desnudan rápidamente a las orillas de un lago. Se ponen los trajes de neopreno y se ayudan unas a otras a subir la cremallera, para después caminar hacia el agua. La estación ha cambiado y no hay tiempo que perder. Sin dudarlo, caminan descalzas y se adentran en el lago cristalino. El agua ondula suavemente alrededor de sus tobillos. Unos pocos pasos más y les llega hasta la cintura. Las nadadoras hacen una pausa, riendo y maldiciendo el frío, sintiendo cómo el agua se filtra y las empapa. Después, hunden sus cuerpos en ella.
Para entrar al agua fría, existen diferentes formas y rituales. Algunas nadadoras aplauden, otras dicen palabras en voz alta: "¡delicioso, cálido, rejuvenecedor, refrescante!". Otras se quedan de pie, mojando sus muñecas y cuellos hasta que sus cuerpos se adaptan y aceptan el frío. Otras se relajan poco a poco, entrando con los brazos en alto, sintiendo cómo el agua sube por sus cuerpos, primero tocando sus muslos, luego envolviéndolas alrededor de la cintura, acercándose a sus hombros... se resisten a la inmersión hasta el último segundo. Algunas corren hacia el agua, sabiendo que necesitan entrar sin pensárselo demasiado. Sea cual sea el enfoque que adoptes, hay un momento sin retorno, en el que debes dar el paso. Como describe Roger Deakin en Waterlog, “entrar al agua es un momento físico y metafísico profundamente importante, en el que tanto nosotros como el medio somos parte del cambio y somos a su vez, cambiados.”
Ilustración de Lily Mae Kroese
Las nadadoras se miran, se cuidan y se tranquilizan mutuamente, sintiéndose más fuertes al estar sumergidas y unidas. Estas mujeres nadan juntas durante el invierno y se han prometido mutuamente animarse y apoyarse en el agua. Nadar en agua fría permite a las personas ser vulnerables y valientes a la vez, a abrirse al entorno, mientras se rodean de amigas y compañeras.
Hay muchas razones por las que nadan, pero en solitario y en grupo, las nadadoras reconocen el poder que tiene el agua en ellas: les reconforta, restaura y revive. Como escribió una vez una nadadora: "Siempre ha sido mi abrazo frío, mi confidente y amigo". En el mar, se agitan en las olas, y una foca curiosa les recuerda que no están solas. Compartir el espacio es uno de los momentos más mágicos en las sesiones de natación al aire libre, ya que les permite recordar cuál es su lugar en el agua.
Hay muchas razones por las que nadan, pero en solitario y en grupo, las nadadoras reconocen el poder que tiene el agua en ellas: les reconforta, restaura y revive. Como escribió una vez una nadadora: "Siempre ha sido mi abrazo frío, mi confidente y amigo". En el mar, se agitan en las olas, y una foca curiosa les recuerda que no están solas. Compartir el espacio es uno de los momentos más mágicos en las sesiones de natación al aire libre, ya que les permite recordar cuál es su lugar en el agua.<
Ilustración de Lily Mae Kroese
Cuando el frío incomoda cada vez más, es hora de salir del agua y regresar a tierra firme, para quitar las capas húmedas y buscar el confort en una bebida caliente.
La experiencia de sumergirse es diferente según el agua, la temporada o el equipo que se use. Cambia dependiendo de la nadadora se sienta, la brazada que dé y las personas con las que esté. Pero, cada sesión de natación, cada vez que se adentran en un lago o río, traspasan umbrales, pasando de la tierra al agua y esto implica nuevas formas de ser y devenir.
Al entrar en el agua fría, se aprende a ser vulnerables, a comprender el riesgo, a conocer el entorno, a confiar en nosotras mismas, en las demás y en las aguas en las que nadamos. Las nadadoras estrechan vínculos con sus compañeras y con el agua, forjando relaciones que perduran con los años. Sumergirse en agua fría destapa la fuerza y la vulnerabilidad de cada una, y la natación les protege en la naturaleza. Salen del agua con una fuerza renovada y con esperanza, con ganas de volver a sumergirse.
Ilustración de Lily Mae Kroese
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Como el agua, The Water Holds Me / The Water Binds Us entrelaza las diferentes experiencias de natación en aguas abiertas. Basado en las historias de mujeres que se zambullen, bucean y nadan en ríos, lagos y mares, este corto evoca muchas experiencias diferentes, desde la sensación de meterse en agua fría, hasta el flotar en solitario y el balancearse con otras amigas.
Ilustración de Lily Mae Kroese
Este vídeo celebra el poder que tiene el agua para eliminar el dolor y el miedo y la capacidad de restaurar y revivir la relación con nosotras mismas y el entorno.