Adentrarse en el mar o en lagos para experimentar una sensación única de libertad en el agua es un placer y una aventura para cualquier nadador de aguas abiertas, pero no hay que olvidar que debemos hacerlo de forma sostenible y consciente, con un respeto total por el medio ambiente. Esto requiere tener en cuenta algunas medidas para que la práctica de nuestro deporte favorito no perjudique el ecosistema que nos rodea y nos permita seguir disfrutando de un entorno incomparable durante muchos años más.
RESPETO POR EL MEDIO Y EL ENTORNO
Ante todo, debemos tener muy presente que, sin una actitud de respeto y consideración previa, podemos llegar a dañar mucho el medio ambiente, incluso sin darnos cuenta. El objetivo de cualquier amante de la natación en aguas abiertas, aparte de disfrutar y explorar practicando deporte, debe ser no dejar rastro de su presencia en el entorno natural. Un respeto imprescindible no tan solo por el medio ambiente, sino también por el resto de nadadores que quieren gozar de la naturaleza.
A la hora de nadar y disfrutar de la libertad que nos ofrece el agua, es importante recordar y poner en práctica algunos consejos básicos:
• Usar una crema de protección solar que especifique que no es dañina para el medio ambiente. Muchas de las cremas contienen componentes químicos que, cuando se disuelven en el agua, pueden llegar a afectar la fauna y flora marina.
• No dejar nada en el agua ni en la playa restos de comida, bolsas de plástico y envoltorios.
• Y si vemos residuos, podemos recogerlos, llevarlos en nuestra boya, y luego lanzarlos al contenedor correspondiente. Es una práctica conocida como ecoswimming.
• No llevarse nada del entorno natural, como por ejemplo conchas, piedras, plantas acuáticas, algas o corales.
EVITAR ALTERAR LOS HÁBITATS NATURALES
Es igualmente importante cuando entramos en el agua usar los puntos de acceso señalizados y evitar entrar por zonas naturales fácilmente dañables, ya que nuestra presencia puede alterar los hábitats de las especies de animales y plantas presentes en la zona. También es recomendable no subirse a rocas o pasar por encima de paredes de piedra seca y de setos, ya que pueden ser importantes espacios de vida para mamíferos, anfibios, aves y plantas.
Ante la duda, siempre es recomendable preguntar a gente que conozca bien la zona y que probablemente nos podrá indicar cuáles son los puntos acceso más adecuados o bien nos avisarán donde se encuentran los sitios potencialmente más sensibles.
LA PROTECCIÓN DE LAS AVES
En la misma línea, cuando practicamos natación en aguas abiertas también hay que tener en cuenta la presencia de aves, sobre todo durante la temporada de cría. Por este motivo debemos mantener la distancia respecto a los sitios de nidificación, especialmente si nadamos en lagos o ríos. Puntos como los márgenes del río, los árboles, madera caída, dunas e islas son espacios habituales donde las aves construyen sus nidos para reproducirse. El ruido y el movimiento cerca de sus zonas de cría pueden tener un impacto negativo y pueden hacer que los adultos abandonen los nidos. Debemos ser conscientes y mantener los ojos bien abiertos ante cualquier tipo de actividad.
LA VEGETACIÓN
Del mismo modo, también es necesario cuidar y respetar la vegetación que podemos encontrar en lagos o zonas consideradas reservas naturales donde se puede nadar. Es más que recomendable mantener una distancia prudente de las plantas para evitar que con nuestros movimientos levantemos demasiados sedimentos que perjudiquen su desarrollo. Además, en muchas zonas de abundante vegetación habitan especies invertebradas y el exceso de movimiento puede perjudicarlas.
SER CONSCIENTES
Lo más importante es ser plenamente conscientes de nuestra presencia en un entorno natural. La premisa debe ser la de alterarlo lo mínimo posible, teniendo en cuenta que somos simples visitantes en un medio que no es el nuestro, y como tales debemos comportarnos con respeto si queremos seguir disfrutando de él.