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Mientras exploramos en aguas abiertas toparnos con algunos elementos sorpresa que a priori no habíamos contemplado es parte de la aventura. Una corriente inesperada, un cambio en la dirección del viento con sus correspondientes olas, o la presencia de fauna marina como por ejemplo las medusas son algunos de los factores a los que nos podemos enfrentar en un día cualquiera de natación en aguas abiertas.
Precisamente las medusas son ya un elemento común en la mayoría de las conversaciones de los nadadores. Pero, ¿realmente qué sabemos de ellas? ¿Todas pican? ¿Cómo tratamos una picadura? En este artículo intentaremos contestar a estas y otras preguntas que tan a menudo nos rondan por la cabeza.
QUÉ SON LAS MEDUSAS
Las medusas son organismos que se alimentan de plancton, con lo que su distribución estará generalmente orientada a la captación de alimento. Las proliferaciones de zooplancton coinciden con las épocas de más incidencia lumínica; a más luz, más producción de fitoplancton y, por tanto, más producción de zooplancton. Es por eso que las proliferaciones de medusas coinciden con las estaciones de mayor incidencia lumínica, primavera y verano. Aunque esto no quiere decir que no las encontremos en otras épocas del año.
Sin embargo, el aumento de las medusas depende de varios factores más, aunque muchos de ellos están aún por demostrar.
Climatológicos: con el aumento de la radiación solar y la disminución de las lluvias, el aporte de agua dulce a través de los ríos a la zona continental disminuye, con lo cual, disminuye la barrera de diferente salinidad y densidad que mantendría a las medusas alejadas de las costas. Las diferencias en salinidad afectan negativamente a su flotabilidad.
Sobrepesca: ésta no solo afecta a las poblaciones de depredadores naturales de las medusas (tortugas, atunes, bonitos…) sino que afecta también a las especies de peces que compiten con las medusas por el alimento; a más alimento, más facilidad de proliferación para las medusas.
Contaminación: en zonas de vertidos de petróleo se generan un tipo de bacterias para su degradación. Esto a su vez hace aumentar un tipo de zooplancton que es el principal alimento de las medusas.
ESPECIES MÁS FRECUENTES EN EL MEDITERRÁNEO
Pelagia noctiluca “Clavel”
Diámetro campana: hasta 20cm
Color: Rosa con verrugas marrones
Frecuencia: Muy Alta
Peligrosidad: Alta
Hábitat: Aguas calientes y templadas. Mar abierto formando grandes enjambres. Distribución muy amplia. Atlántico y Mediterráneo
Abundancia: Todo el año. Máxima en verano.
Physalia physalis “Carabela portuguesa”
Diámetro: Colonia de individuos unisexuados. Parte flotante de 10 a 30 cm. Sus tentáculos pueden medir hasta 20m.
Color: Flotador transparente violáceo azulado con una vela
Frecuencia: Muy baja
Peligrosidad: Muy alta
Hábitat: Aguas cálidas Es típica del Atlántico, pero ha sido observada en las aguas del Mediterráneo.
Abundancia: Primavera – invierno
Rhizostoma pulmo “Acalefo azul”
Diámetro: hasta 40 cm
Color: blanco - azulado con ribete de color violeta
Frecuencia: Muy alta
Peligrosidad: Media
Hábitat: Mediterráneo y Atlántico. Aguas abiertas y someras, generalmente de la costa. Puede encontrarse en enjambres o en solitario.
Abundancia: Verano y otoño. En invierno sus pólipos están en aguas someras.
Chrysaora hysoscella “Acalefo radiado”
Diámetro: de hasta 30 cm
Color: amarillo con 16 bandas marrones
Frecuencia: baja
Peligrosidad: Media
Hábitat: Pelágica. Habitual en aguas frías abiertas. Frecuente en costas del Mediterráneo y Atlántico.
Abundancia: primavera.
Aurelia aurita “medusa luna, común”
Diámetro: hasta 25 cm
Color: Transparente con 4 herraduras violáceas
Frecuencia: Alta
Peligrosidad: Baja
Hábitat: Pelágico. Aguas templadas y frías. Lagunas y zonas costeras. Se desarrolla mejor en aguas salobres.
Abundancia: primavera - verano. Abundante en zonas costeras y lagunas como el Mar Menor, pero también en fiordos y bahías cerradas con aportes de aguas continentales. Los pólipos se encuentran todo el año.
Velella velella “Velero púrpura”
Diámetro: hasta 8 cm
Color: Disco azulado con vela transparente
Frecuencia: Alta
Peligrosidad: Baja
Hábitat: Atlántico, pero se observa en el Mediterráneo (primavera). Pelágica de superficie que frecuentemente forma grandes enjambres.
Abundancia: Invierno y primavera. Fase medusa en otoño – invierno
Phyllorhiza punctata “medusa de lunares blancos”
Diámetro: hasta 30 cm
Color: amarronado con lunares blancos cristalinos
Frecuencia: Muy alta
Peligrosidad: Baja
Hábitat: Aguas frías y abiertas, del Mediterráneo y Atlántico.
Abundancia: Verano
Cotylorhiza tuberculata “Huevo frito, acalefo encrespado, aguacuajada”
Diámetro: hasta 35 cm
Color: marrón amarillento, dependiendo de la cantidad de algas simbiontes. Tiene protuberancia central de color pardo anaranjado.
Frecuencia: Muy alta
Peligrosidad: Baja
Hábitat: Pelágica, aguas cálidas abiertas y costa.
Abundancia: máxima durante verano - otoño. Medusas adultas desaparecen durante el invierno, pero el pólipo sobrevive cuando la temperatura ambiente aumenta.
LAS PICADURAS
Las picaduras de medusas desencadenan una reacción toxica por lo general localizada. No todas pican con la misma intensidad, pero por lo general producen dolor y erupciones cutáneas, aunque en los casos más severos pueden ocasionar necrosis y manifestaciones como náuseas, vómitos, taquicardia, espasmos musculares e incluso colapso. Como ya hemos indicado la gravedad de la picadura dependerá de la especie de medusa y por supuesto de las condiciones alérgicas de la persona
¿Qué se recomienda en caso de picadura?
Lavar con agua de mar, nunca con agua dulce ya que se podría desencadenar una nueva reacción tóxica. El suero fisiológico es muy bueno para lavar estas heridas.
Estos son algunos de los pasos que debemos seguir si no hubiera un puesto medicalizado cerca de nosotros que pudiera tratar la picadura:
• Quitar los restos de tentáculos con unas pinzas y nunca con las manos desnudas.
• Aplicar compresas frías que ayudarán a la desinflamación de la zona.
• Aplicar antiséptico hasta que la herida cicatrice.
• No rascar ni fregar la zona afectada.
• No secar la piel con una toalla.
• No aplicar arena.
• No aplicar amoníaco.
El vinagre puede ser bueno para la mayoría de las picaduras, aunque se recomienda no usarlo si la herida es causada por las especies Pelagia noctiluca, Chrysaora hysoscella y Physalia physalis.
Una vez conocidas las diferentes especies que podemos encontrar en el mar Mediterráneo y los consejos que debemos seguir si una de estas nos pican, esperamos que podáis disfrutar de vuestras sesiones de natación en aguas abiertas respetando siempre la fauna y flora marina que hacen del mar un lugar tan especial.
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