
Summer swimming
14 de julio de 2023 | 7 min. de lectura
Ante la gran afluencia estival de barcos, tablas y otros deportistas en el agua, volverse visible nos permitirá nadar con confianza y en seguridad
Nadar en agua fría y hacerlo en un lugar diferente cada día durante treinta días, naturaleza y salud de la mano de Aaron Rolph
Chamonix, una vibrante ciudad de montaña durante la mayor parte del año, experimenta un significativo cambio con la llegada del otoño. Los ascensores dejan de funcionar, los turistas se van y por fin, los lugareños disfrutan de su merecido descanso.
Muchos comercios bajan la persiana, tomándose un respiro entre el bullicioso verano de senderismo y la ya próxima temporada de esquí. El tiempo se desacelera. Es fácil sentirse un poco desorientado e incluso mi motivación habitual para las aventuras en la montaña disminuye un poco. Sin embargo, este otoño me reservaba algo diferente: una prueba a mi resiliencia y un regreso a la natación en aguas frías.
Me propuse el reto de nadar en un lago o río diferente cada día durante 30 días. ¿El objetivo? Explorar los numerosos beneficios físicos y mentales documentados del agua fría y darme una buena razón para explorar los increíbles lugares que Chamonix tiene para nadar. Se lo propuse a la aventurera de mi amiga Jess, a la cual no tuve necesidad de convencer, y al abrigo del otoño nos sumergimos de cabeza en nuestro frío desafío.
Antes de nada, debo enfatizar en un punto importante: no soy de ninguna manera un nadador profesional, pero mi pasión por nadar en la naturaleza es firme. Después de una caminata a nuestra primera localización, llegamos a Lac Bleu, situado a una altitud superior a los 2000m, un pequeño lago velado por la atenta mirada de los icónicos picos de Chamonix. Me adentré en el agua gélida lo más calmado posible. Con cada paso, mi corazón se aceleraba, y la adrenalina corría por mis venas. Se convirtió aquello en una batalla de voluntad, yendo poco a poco hasta que conseguí hundir todo mi cuerpo bajo el agua helada. Fue un comienzo maravilloso, por supuesto que fue duro pero después de hacerlo me sentí tan increíblemente bien que tuve la certeza de que tendríamos un gran mes por delante.
Después de un par de semanas de desafío, nos descubrimos a nosotros mismos explorando previamente rincones desconocidos del valle. Nuestras misiones diarias se convirtieron en lo más destacado de nuestra jornada, el buen tiempo nos acompañaba y el desfile otoñal de rojos y naranjas se intensificaba con el paso de los días.
Mi resolución mental en agua fría mejoraba lentamente, a veces nadaba diez minutos sin neopreno y otras veces podía alcanzar media hora o incluso más con la asistencia del neopreno Vitalis Thermal. Siempre concluía el nado con un rápido chapuzón, pero gracias al uso del neopreno fui capaz tanto de alargar mi temporada de natación en aguas abiertas, como de disfrutar de los muchos beneficios de la natación en aguas frías.
Los estudios sugieren que incluso en agua a temperaturas templadas como los 14ºC, los niveles de dopamina en sangre pueden aumentar alrededor del 250%. La dopamina es una hormona y un neurotransmisor natural, conocida por mejorar la motivación y la concentración, y es también considerado un factor importante entre el vínculo observado entre el agua fría y los beneficios para la salud mental.
Jess y yo descubrimos una piscina natural al final del impresionante glaciar de Les Bossons, que se extiende desde el propio Mont Blanc. Deseosos de desafiarnos a nosotros mismos, nos embarcamos en una intrépida caminata a través de morrenas y losas de roca.
Disfrutando de la rutina de medir la temperatura del agua en nuestros baños diarios, nos sorprendimos al descubrir que estaba a una escalofriante temperatura de 0.6ºC. No me había dado cuenta de que el agua puede llegar a estar tan fría sin congelarse, y aunque ambos estábamos algo nerviosos, habíamos llegado demasiado lejos como para regresar con las manos vacías.
Se trataba de un día sin color y apagado, pero motivados por lo épico del paisaje glaciar que teníamos ante nosotros, seguimos adelante y nos lanzamos. El confort de la ropa caliente y la taza de té de después fue aún más agradable de lo habitual. Estábamos exultantes por haber nadado en un lugar tan extraordinario.
A medida que los días pasaban, las temperaturas empezaron a descender al ritmo que el invierno helaba las laderas de los Alpes. Nuestros lagos de montaña se estaban congelando por completo y sin embargo, de alguna manera, me encontraba más sereno en agua fría que nunca antes. Para mí no se trataba de nadar para competir sino de la aventura en sí misma y de disfrutar de momentos en la naturaleza que permanecerán conmigo para siempre. Tirarse al agua no es fácil, pero para cualquiera que quiera pasar más tiempo al aire libre a la vez que experimentando mejoras tangibles en su salud… ¡No puedo recomendarlo más!
Texto por @aaronrolph
Con @jess.k.clark
Gracias a @orcasportswear
14 de julio de 2023 | 7 min. de lectura
Ante la gran afluencia estival de barcos, tablas y otros deportistas en el agua, volverse visible nos permitirá nadar con confianza y en seguridad
27 de marzo de 2023 | 7 min. de lectura
Clement, Nick y Joanna nos hablan de sus lugares favoritos para nadar en aguas abiertas, desde arrecifes de coral en México a lagos en Reino Unido.
14 de diciembre de 2022 | 5 min. de lectura
Las bajas temperaturas no tienen por qué ser un impedimento para salir a nadar. Con el neopreno y accesorios adecuados, podemos salir a nadar también...