Los nuevos neoprenos de Freedive para disfrutar al máximo de las profundidades
Orca
24 de mayo de 2022 | 1 min. de lectura
Para descubrir los secretos que se esconden en el fondo marino no hay mejor disciplina que el freediving.
Orca conversa con su atleta y campeón del mundo de apnea, William Trubridge, sobre su vida profesional, personal, además de su relación con el agua y el medio ambiente.
Hay muchas maneras de definir la apnea. Para mí es algo que va más allá del deporte, es la única actividad en la que estamos completamente sumergidos en líquido.
Nos pasamos la vida en un entorno gaseoso. En el buceo, nos sumergimos en el mar, sí, pero seguimos llevando una botella de oxígeno a la espalda. También podemos descender a las profundidades con un submarino, pero seguiremos rodeados de oxígeno. La apnea, en cambio, es el único deporte totalmente acuático y es la forma de adentrarnos completamente en el medio líquido. Esto la convierte en una experiencia extraordinaria y no sólo en un deporte.
También es una manera de descubrirse a uno mismo. La apnea nos despoja de todo lo ajeno a la conciencia, nos quita los sentidos, los pensamientos, las sensaciones de tener un cuerpo y nuestra idea del futuro y del pasado. Estas piezas que se nos añaden mientras existimos en la superficie, se derriten cuando estamos bajo el agua, y así se nos revela nuestra verdadera naturaleza, que es únicamente consciencia pura. A veces hablo de ser solamente una mota de conciencia a la deriva, en el abismo, porque esa es la sensación.
Mi aventura con este deporte comenzó cuando era un niño. Vivíamos en un barco y con mi hermano jugábamos a bucear. Competíamos para ver quién podía ir más abajo, hasta que, eventualmente, estábamos buceando a unos quince metros, más o menos. Así es como empezó esencialmente mi afición por esa disciplina, con ocho años.
Más tarde, a los veinte, descubrí la apnea como deporte. Me atrajeron principalmente las sensaciones y la singularidad de la que hablábamos antes. Es una actividad muy especial, me inspira para seguir adelante con esta práctica.
Siento que la apnea me ha dado mucho, es una forma de vivir donde puedo combinar mi pasión con todas esas sensaciones, experiencias, y amigos increíbles. Creo que es justo devolver al mar algo de todo lo que me ha dado. Me gusta pensar que lucho por intentar solucionar los males que estamos infligiendo al medio ambiente. Cada vez somos más conscientes de ello, lo cual es excelente, pero se nos acumulan las acciones a seguir. En particular, intento centrarme en un par de cosas y no dispersarme demasiado. Todos los temas relacionados con el medio ambiente marino son esenciales, pero hay un par a los que dedicó la mayor parte de mi atención.
La situación de la contaminación por plásticos es crítica, al igual que la protección de los delfines Māui y Hector de Nueva Zelanda, ambos en peligro de extinción debido a las capturas incidentales de la pesca. He orientado muchos de mis proyectos a apoyar estas dos cuestiones urgentes. Sin embargo, hay muchas áreas que requieren apoyo, desde la sobrepesca y el calentamiento de las aguas hasta el blanqueamiento de los corales, que esencialmente se superponen entre sí. Tenemos que arreglarlas todas simultáneamente, aunque me he comprometido con estas en particular, para darles el máximo impacto que pueda.
La apnea tiene enormes beneficios para la salud física y mental: las técnicas y los ejercicios que realizamos cuando practicamos esta actividad tienen inmensas ventajas en ambas áreas. Cuando te mueves por el agua, aguantando la respiración, efectúas un ejercicio muy suave para el cuerpo en términos de impacto. Puedes practicarlo toda la vida sin sufrir ninguna lesión, al contrario de lo que puede pasar en otros deportes.
Además, es una vía de escape en lo que respecta a la salud mental. Como he comentado antes, te aleja de las preocupaciones del pasado y del futuro. Necesitamos esos descansos de vez en cuando, especialmente, en este mundo cada vez más estresante. Y eso se puede conseguir a través de la meditación, el mindfulness o atención plena, y quizás algunas otras técnicas, pero la apnea es una vía rápida y natural para conseguirlo. Además, es una experiencia simultánea, ya que combina una actividad deportiva con el dejarse llevar mentalmente.
Alguien que está aprendiendo normalmente no necesita excesiva preparación si lo hace de una forma recreativa. Sin embargo, algunos hábitos pueden ayudar a hacer la práctica más segura y agradable. Mi recomendación es que hagan algunos ejercicios de estiramiento para mejorar la flexibilidad en el agua. Por ejemplo ejercicios que se centren en el torso, como las flexiones de espalda, los estiramientos laterales, los estiramientos de torsión y los estiramientos de brazos alrededor de la espalda y los hombros. Estos también ayudarán a aumentar la flexibilidad de los pulmones, permitiendo que entre más aire y ajustándose a los cambios de presión más significativos durante una inmersión en apnea.
En cuanto a la preparación mental, lo que yo sugeriría, que puede aplicarse a medida que se avanza hacia inmersiones más profundas, es practicar algún tipo de visualización. Imaginar lo que vas a hacer y establecer una intención para ti y para la inmersión. Puede ser simplemente considerar lo que quieres conseguir o centrarte en una sensación de relajación bajo el agua. Tu intención puede servir de guía durante toda la sesión y hacer que tu apnea sea un poco mejor.
La característica más fundamental de un neopreno es que se ajuste bien; tiene que ser perfecto, sin que se formen bolsas de aire, porque estas se convertirían en bolsas de oxígeno bajo el agua. También tiene que ser flexible para no limitar o constreñir el movimiento, especialmente en cualquier dirección en que se muevan las extremidades durante la apnea. Estas son las dos características físicas más considerables. Tener una superficie muy suave e hidrodinámica en el exterior también es beneficioso para el rendimiento, aunque no tanto para las inmersiones recreativas o fáciles.
Un traje de alto rendimiento, como el Orca Zen, tiene tanto un revestimiento técnico como la compresión necesaria para asegurar una circunferencia más ajustada alrededor de las extremidades. Esta compresión ayuda a ejercer presión hacia el interior de las extremidades para ayudar al desplazamiento de la sangre, moviendo la sangre desde las extremidades hacia el core. Las extremidades pueden funcionar sin oxígeno y flujo sanguíneo durante algún tiempo, mientras que el cerebro y otros órganos del core no pueden sobrevivir ni siquiera unos segundos sin oxígeno. Esto forma parte del reflejo de inmersión de los mamíferos y se ve favorecido por la compresión de las extremidades en el traje de neopreno.
Como comentábamos, es útil tener un buen sellado para que el agua no pueda entrar en el traje, y que este además esté diseñado con una cantidad mínima de neopreno. El exceso de neopreno contribuirá a aumentar la flotabilidad, y una mayor flotabilidad durante la inmersión podría requerir un cambio en la dieta para engordar más, lo que a su vez también implicaría trabajar más duro para volver a la superficie. Lo ideal es un equilibrio de neopreno suficiente como para mantener el calor corporal y al mismo tiempo mantenerse hidrodinámico en el agua.
El Zen y el Mantra significan mucho para mí. Suelo utilizar mantras durante la preparación, en mi entrenamiento y a lo largo de mis inmersiones. Uno de los más comunes que uso, y del que hablo a menudo en mis clases, es cuando entro en la caída libre, la fase de la inmersión en la que dejamos de nadar y nos hundimos bajo flotabilidad negativa. Me doy la orden del mantra "shut down" o apagado, que activa un proceso de relajación y descontracción de todo el cuerpo mientras me suelto en la caída, conservando más oxígeno y permitiéndome la experiencia de hundirme en el abismo.
El zen es un concepto más bien etéreo y aunque no me consideraría un practicante del zen, es algo que he estudiado e integrado en mi rutina. Supongo que uno de los conceptos que se exponen del zen es la idea de ser un principiante, de estar siempre aprendiendo. A menudo considero que estoy en el principio, con la intención de mejorar a partir de ahí. Es el concepto más importante que me ha dado esta filosofía.
La experiencia de la apnea, es una especie de vía rápida hacia un estado similar al de la meditación. De ese modo, se podría considerar la práctica de la apnea como un estado zen en muchos sentidos.
Por supuesto, hay muchos sitios e inmersiones irreemplazables. A lo largo de mis 20 años de carrera, he acumulado un sinfín de lugares que me son muy queridos y de los que guardo buenos recuerdos. Si tuviera que elegir, diría que el Dean’s Blue Hole es mi número uno. Ha sido donde he establecido mis récords mundiales y donde probé mi valía como apneísta. Allí fue donde empezamos la escuela Vertical Blue, que ahora también da nombre a la mayor competición anual de apnea de todo el mundo. Este paraje se ha convertido en algo muy especial para mí, pero hay muchos otros lugares importantes.
Las islas de la Bahía, en Honduras, donde empecé a hacer apnea, y el norte de Cerdeña, donde viví y buceé durante muchos años. Incluiría las aguas de Nueva Zelanda, salvajes, caóticas y llenas de vida. Tahití, las increíbles ballenas jorobadas, y Oahu, donde empecé a explorar las profundidades del océano con mi hermano.
A menudo también hablo de la inmersión en Dahab, en Egipto. Allí fue la primera vez que bajé a 100 metros. En realidad, fue un entrenamiento, por lo que fue una inmersión no oficial, no de competición. Era la primera vez que yo, o cualquier otra persona, alcanzaba los 100 metros sin aletas ni ninguna ayuda. Es el tipo de inmersión que considero la expresión más pura del deporte y del acuatismo humano.
Tengo muchos lugares, por muchas razones. Así que, no podría elegir únicamente una inmersión.
Por supuesto, ser padre lo cambia todo. Te das cuenta de que ya no eres lo más importante de tu mundo, y tus hijos pasan a ser el centro de todo. Barak Obama, dice, "es como tener el corazón por fuera del cuerpo", eso es lo que sentí cuando nació mi primera hija.
Ha cambiado mi forma de enfocar las cosas. Siento que antes era cuidadoso, pero quizá seguía asumiendo algunos pequeños riesgos como los que se corren en la vida cotidiana, por ejemplo, al conducir. Así que ahora, en todo, en el entrenamiento, en la conducción de un coche, en el modo de planificar y pensar, soy un poco más cuidadoso y consciente de que otras vidas dependen de la mía, tengo que asegurarme de que lo hago lo mejor que puedo.
Uno de los principios que he mantenido es el de no hablar de objetivos hasta que los consiga. Tengo la sensación que cuando se habla de un objetivo, como por ejemplo decirle a alguien: "Pienso intentar clasificarme para los Juegos Olímpicos de 2024", te felicitan. La gente puede decir: "Oh, sí, estoy seguro de que puedes hacerlo, eso es fantástico", así que recibes esta retroalimentación positiva, que incluso puede traducirse en hormonas, como la dopamina, que te dan un beneficio de recompensa.
Este beneficio de recompensa te quita el incentivo y la motivación para lograr estos objetivos. Pero, si te los guardas para ti y mantienes ese fuego interno, la única manera de realizarlos, en definitiva, es cumpliendo realmente tus objetivos. Así que prefiero tener ese enfoque. Aunque tengo objetivos, normalmente me los guardo para mí mismo hasta que pueda compartirlos con el mundo al lograrlos.
El principal mensaje que intento transmitir es la importancia que tienen los océanos. El mar es la savia de nuestro planeta. Se llama tierra, pero también podría llamarse agua, porque el setenta por ciento del planeta es agua. Y la vida, tal y como la conocemos, depende al cien por cien de ella en todos los sentidos. La mayor parte de nuestro oxígeno proviene de cosas que ocurren bajo el mar.
Así que sí, los océanos son importantes. Tenemos que revertir el daño que hemos causado al mar durante los últimos años, y seguir protegiéndolos en un futuro. Una de las formas en que puedo transmitir ese mensaje es inspirar a otros a introducirse en la apnea. Creo que cualquiera que pruebe este deporte y se aficione a él se convertirá inmediatamente, en casi todos los casos, en un defensor del océano. Enseñar a hacer apnea es una manera, y hablar de este deporte y de mis esfuerzos en el trabajo de conservación es otra forma de transmitirlo.
Llevo dieciséis años trabajando con Orca, lo cual es increíble. En este tiempo, no me han decepcionado ni una sola vez. Los trajes de Orca son, sin duda alguna, los mejores que se pueden utilizar para el tipo de apnea que hago. Son trajes de perfil bajo, extremadamente hidrodinámicos y de alto rendimiento. Todas las personas a las que he recomendado la marca comparten que nadaron inmediatamente más rápido, a menudo recortando segundos de su tiempo de inmersión. Para mi tipo de apnea, son los trajes de neopreno con mejor rendimiento.
Es un placer absoluto trabajar con los diseñadores de Orca y ver, año tras año, como se superan con los diseños y características de cada colección. La gama de este año, con los neoprenos Zen y Mantra, ha sido extraordinaria.