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5 consejos para elegir el mejor lugar para nadar en aguas abiertas

Estamos en pleno verano, suben las temperaturas, se acercan las vacaciones y nada nos apetece más que disfrutar al máximo de la natación en aguas abiertas.

Estamos en pleno verano, suben las temperaturas, se acercan las vacaciones y nada nos apetece más que disfrutar al máximo de la natación en aguas abiertas. Disponer de un poco más de tiempo para poder explorar y descubrir nuevos y fascinantes lugares donde practicar nuestro deporte favorito es una de las muchas ventajas de las que gozamos en esta época del año. 

Aunque a priori podríamos pensar que para nadar solo debemos encontrar un sitio con agua y zambullirnos, hay ciertos factores que debemos tener en cuenta a la hora de escoger la localización y el recorrido. Por ello creemos que estos 5 consejos os serán de gran utilidad para poder disfrutar de vuestras sesiones veraniegas de natación en aguas abiertas.

EL ATRACTIVO DE LA ZONA

La belleza o atractivo del lugar será obviamente lo primero en lo que nos fijaremos cuando escojamos un sitio para nadar. Nuestra recomendación es la de buscar zonas alejadas de las áreas urbanas. Estar rodeados de naturaleza, ya sea en la playa o en la montaña, hará que nuestra experiencia en aguas abiertas sea mucho más gratificante ayudándonos a conectar con nuestro entorno y con nosotros mismos. 

SEGURIDAD

La zona, además de atractiva, debe ser segura para nadar. Las playas vigiladas o con socorristas son ideales ya que nos aportan un extra de tranquilidad a la hora de lanzarnos al mar. Si no es viable nadar en un área vigilada, siempre es positivo que haya alguien en tierra con un teléfono que sepa cuál es nuestra ruta y cuánto tiempo tenemos pensado nadar.

En este sentido, otro factor importante a tener en cuenta son las zonas de salida o evacuación. En el caso que necesitemos salir del agua con cierta urgencia, tiene que resultarnos fácil regresar a la playa desde cualquier punto de nuestro recorrido, sin obligarnos a volver atrás deshaciendo nuestro camino.

ACCESIBILIDAD

La accesibilidad a la zona de nado también es un factor que entra en juego a la hora de tomar una decisión. Por ejemplo, si disponemos de poco tiempo y lo único que queremos es ir a nadar un rato escogeremos un área de fácil acceso, a la que podamos llegar con nuestro propio vehículo o con transporte público. En cambio, si nuestro objetivo es vivir una experiencia diferente podemos elegir un spot al que haya que llegar haciendo una larga excursión, disfrutando de una jornada en la naturaleza que tenga como premio y colofón una refrescante sesión de natación en aguas abiertas.

CONOCIMIENTO DE LA ZONA

Antes de decidirnos por un sitio u otro es importante tener la máxima información posible sobre la zona a la que tenemos pensado ir a nadar. Generalmente, en Internet podemos encontrar todos los datos necesarios: vigilancia, zonas de acceso, peligrosidad, si está permitido el baño o no, factores a tener en cuenta, fauna y flora local...etc. En el caso de que no encontremos esta información, siempre es recomendable hablar o, aún mejor, salir a nadar con alguien que sea de la zona y que conozca a la perfección todos estos detalles. Estar bien informados hará que disfrutemos de una sesión de natación en aguas abiertas mucho más segura. 

CONDICIONES METEOROLÓGICAS

Por último, una vez considerados todos los factores anteriores, debemos estar al tanto de cuál es la previsión meteorológica para el día y la zona elegida. Un buen parte, de sol y mar en calma puede hacernos disfrutar de una gran jornada de natación. Por lo contrario, un parte poco favorable puede hacer que finalmente tengamos que elegir otra zona o incluso posponer nuestra aventura.

También tendremos que tener en consideración otros posibles elementos cambiantes, como las mareas o las corrientes. Conocer las tablas de mareas del área en particular donde queremos nadar o si pueden llegar a haber corrientes u oleaje que debamos tener en cuenta son factores cruciales a la hora de escoger una zona para nadar en aguas abiertas y disfrutar de una experiencia segura.

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Ponte de pie frente a la pared, con los pies juntos.

Pon el libro en la cabeza y presiona contra la pared. Guíate con el espejo para comprobar que está en posición horizontal y bien centrada. Marca con un lápiz en la pared la posición de la parte superior de la cabeza.

Una vez hecha la marca, sal de esa posición y coge una cinta métrica. Con ella debes medir la distancia del suelo a la marca que hiciste con el lápiz.

Súbete a la báscula, sin ropa ni accesorios y anota la información.

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